miércoles, 15 de junio de 2011

Una gran descubrimiento médico: El Par Biomagnético

Pocos enfermos son conscientes de hasta qué punto su salud y su vida pueden depender de que su médico posea o no una virtud esencial: La Humildad.

En las facultades y en los años de práctica en los hospitales, los médicos aprenden a convivir con el fracaso y a aceptar la enfermedad o la muerte de sus pacientes, teniéndolas como consustanciales a la profesión. Sin embargo, no se les anima a analizar con humildad las causas de ese fracaso ni a buscar su origen en la carencia de conocimientos que han podido motivar el fallo del diagnóstico o el error en la terapia. No existe la asignatura Humildad y como consecuencia de ello florece la Soberbia que engendra la Rigidez Mental que, a su vez, se sustenta en la Guía Michelín de la moderna medicina: El Protocolo.

Durante un largo periodo de enseñanzas, el futuro médico adquiere los conocimientos propios de su profesión pero también se orienta hacia la imagen del modelo a seguir que sus maestros representan. Tener en tus manos la vida de una persona, poder abrir su cuerpo para extraer el mal y contar con el respaldo de una potente industria deben ser razones suficientes para justificar la ausencia de humildad que le acompañará de por vida.

Al iniciar el ejercicio de la profesión, pletórico de conocimientos de una ciencia autocomplaciente, encontrará el apoyo del colectivo colegiado que fortalecerá su sentimiento de pertenencia a la manada. La industria farmacéutica se preocupará mucho por hacerle saber cuan importante será su contribución a la salud mundial y le alagarán y le regalarán hasta límites insospechados declarándose al fin rendido colaborador imprescindible de una salud encapsulada. El circulo se cerrará cuando reciba la Iniciación a los Protocolos, luz y guía de su buen hacer que, al tiempo de salvaguardar su responsabilidad, le liberará del tedioso trabajo de pensar y buscar soluciones a tantos males. Lo que está fuera del Protocolo no debe ser considerado. No buscarás más allá del Protocolo. En el Protocolo está la Única Verdad. Solo en el  Protocolo encontrarás Seguridad.

En estas tres torres fundamentará el médico su Fuerza, la convicción inalterable de su Sabiduría. Como un vórtice de energía estos tres poderes serán los muros del castillo que dará alojamiento a su Inmovilidad. Su evolución, cuanto pueda aprender desde entonces o incorporar a su acervo profesional, deberá llegarle filtrado a través de las puertas de estas torres. Así su vida transcurrirá plácida y protegida, olvidada de la primitiva vocación que alentó su juventud, ajena a la esclavitud y al conformismo que siempre le acompañará.

En este paisaje que semeja territorios de El Señor de los Anillos, libro que siempre aborrecí, no todos son entes malignos. Existen y han existido excepciones. Las que fueron, son recordadas con respeto y honores; las que ahora son, nunca serán olvidadas. De los primeros podría citar los pocos que mi formación distante de la medicina me permite, de sobra conocidos: Ramón y Cajal, Flemin, Marañón ... pero también otros como Hanneman, Bach, Hammer y Clark. De los actuales y para ceñirnos al título voy a nombrar solo al doctor Isaac Goiz Durán y sobre él y su maravilloso descubrimiento tratará lo que siga.

Mejicano de nacimiento, el Dr. Goiz ha aportado a la ciencia lo que un gran médico de mi tierra, humano, humilde y sabio como pocos, ha calificado como el "mayor descubrimiento de la historia de la medicina". Una terapia sencilla, tánto como los médicos que creen en ella, económica, rápida, indolora y sobre todo de una eficacia incontestable que ha permitido curar, en el más amplio significado de la palabra, enfermedades tenidas por incurables; una terapia contrastada en miles de casos de las más diversas patologías y sustentada en principios sólidos y constatables (la "ciencia" no los llama científicos) que permiten concretar la etiología de infinidad de padecimientos  hasta ahora en el limbo de lo incierto; una técnica brillante que arroja luz iluminando zonas oscuras de la génesis, el desarrollo y la curación de las más crueles enfermedades: El Par Biomagnético.

Para su descubridor, sin embargo, esta terapia adolece de tres principales aspectos "negativos" que enumera con graciosa ironía: "Primero, es barata pues solo utiliza unos pocos imanes de mediana potencia; segundo, no emplea medicamentos y tercera, Goiz es mejicano" Sabia reflexión de un humilde sabio.

Y sus temores se hicieron realidad. Después de 30 años de práctica exitosa, el Dr. Goiz decide compartir su inmenso descubrimiento con sus compañeros, esperando encontrar una acogida que nunca se produjo. Por el contrario, se le negó la posibilidad de probar su teoría en los hospitales de su país, aun estando refrendada por miles de curaciones anteriores. Lo mismo se repitió en otros países salvo contadas excepciones. La clase médica y sobre todo la industria farmacéutica le negaron el apoyo que debía esperarse para una técnica que salvaría tantas vidas. ¿Por qué un médico, un director de hospital o un ministro de Sanidad se pliega a los temores y dictados de los grandes laboratorios que ven peligrar su inmenso negocio? En privado, el Dr. Goiz recibe el reconocimiento de la valía de su hallazgo pero en público le niegan el saludo. El director de uno de los principales laboratorios de medicamentos llega a confiarle "Si esto prospera, desaparece la medicina tal como es conocida hoy y nosotros también". Luego vendrán las amenazas directas que le llevarán a temer por su propia vida y la de su familia; tendrá que replantear su estrategia de divulgación.

Es entonces cuando inicia una siembra lenta, silenciosa, en países terceros, huyendo de la notoriedad casi de forma clandestina. Así, este hombre sabio, concibe el plan de divulgar en las bases su conocimiento, de forma que nadie pueda impedir su contagio. Comienza por países del sur de América que le acogen mejor que los norteños. Enseña en cursos breves en los que él personalmente se encarga de trasmitir todo su saber, sin distorciones ni contaminaciones. Mejor poco pero perfecto. Así, después de varios años, llega el día en que comenta en una entrevista en televisión: "Ahora pueden matarme si quieren. Ya enseñé a más de 5.000 médicos y personas interesadas. Mi técnica no se perderá si desaparezco"

El Par Biomagnético es hoy conocido en todo el mundo y cada día son más las personas que, aconsejadas por quienes han tenido resultados inimaginables en sus vidas, acuden a un terapeuta en busqueda de la solución definitiva de su enfermedad. Esa fue también mi propia historia, en la que la suerte puso en mi camino al doctor que hoy me honro en llamar amigo. De él he recibido tratamiento y he tenido la oportunidad de aprender la técnica que generosamente me ha enseñado. He podido seguir con admiración sus éxitos con pacientes que la medicina había abandonado y que hoy viven gracias al Par Biomagnético.

La originalidad del gran descubrimiento del Dr. Goiz ha sido poder combinar dos elementos como la bioenergética y el magnetismo. El primero se sustenta en otro hallazgo asombroso del Dr. Broeringmeyer quien constató el efecto de los campos magnéticos en el organismo y el acortamiento del hemicuerpo derecho que se producía como consecuencia de su aplicación. El Dr. Goiz comprobó a lo largo de muchos años que la aplicación de dos imanes, uno con su polo negativo y otro con el positivo en lugares específicos, próximos o distantes, producía una alteración del pH de la zona que conducía a la muerte de diversos microorganismos, fueran bacterias, virus, hongos o parásitos. En sus años de investigación determinó más de doscientos pares que se correspondían con lugares de preferencia de otros tantos microorganismos comprobando que la aplicación durante pocos minutos de los imanes en estos lugares suponía la total desaparición del origen de la enfermedad.

Sobre estas observaciones, el Dr. Goiz fue construyendo su terapia, fundamentando la teoría en observaciones empíricas, viendo que el cumplimiento de sus predicciones se repetía una y otra vez para llegar a convertirse en las bases firmes de su sistema.

El Dr. Isaac Goiz Durán ha sido propuesto en dos ocasiones al Premio Nobel de medicina, galardón que sin duda alcanzará cuando las fuerzas que se oponen a su reconocimiento hayan de rendirse a la evidencia y a la voluntad de cuantos estiman de justicia que le sea concedido.

 Sus videos con algunas de sus charlas pueden seguirse en Youtube y sus cursos podrán atenderse en Madrid en el mes de septiembre. Espero haber despertado una leve llama de entusiasmo por esta maravillosa técnica que traerá salud y años de vida a cuantos con mente abierta quieran probarla. Deseo de todo corazón que muchos médicos permitan que la curiosidad de su infancia despierte el interés por conocer esta nueva terapia e inicien el gratificante camino de curar con Par Biomagnético.

domingo, 12 de junio de 2011

Triptófano y serotonina

La serotonina es un neurotransmisor que se genera en algunas neuronas específicas y en el intestino. Sus funciones son diversas a nivel cerebral y se la identifica como "sustancia generadora de felicidad". Si los niveles de serotonina cerebral son correctos tendremos mejor humor, podremos controlar la agresividad y nuestras relaciones de pareja serán perfectas. Además habrá alegría en nuestras vidas, dormiremos como angelitos y tomaremos decisiones correctas con mayor facilidad.

La falta de serotonina cerebral o su desequilibrio en relación a la existente en otras zonas de nuestro cuerpo da lugar a estados depresivos y se sospecha que puede estar detrás de muchas otras enfermedades neurológicas. Por otra parte, su exceso es causa del síndrome de la serotonina que se manifiesta mediante infinidad de síntomas que pueden ir de una diarrea a taquicardias o sufrir incapacidad para pensar correctamente.

Muchos son los alimentos que pueden elevar los niveles de serotonina. Otros pueden reducirlos. La principal sustancia precursora de la serotonina es el triptófano, un aminoácido que se encuentra abundantemente en nuestra dieta. Pese a su abundancia, el triptófano compite por su absorción con otros dos aminoácidos, la fenilalanina y la leucina que, siendo igualmente abundantes en los alimentos, dificultan su aprovechamiento y su asimilación.  Por esta razón, en caso de desear o precisar elevar la producción de serotonina, deberíamos evitar todo lo que contenga leucina y fenilalanina, al tiempo que favorecemos la inclusión de alimentos ricos en triptófano.

Siendo así deberíamos consumir mayores cantidades de arroz, quinoa, soja verde, sésamo (nuestro ajonjolí), tahín (crema de sésamo), judías pinta, tapioca y frutos del bosque. Al mismo tiempo deberíamos evitar los alimentos fabricados con soja blanca (leche, harinas y preparados de soja como el tofu), clara de huevo, algunos quesos como el Parmesano o el Gruyere, carnes rojas y vísceras de pollo.

El triptófano que recibimos en la dieta debe sufrir una transformación a hidroxitriptófano para que nuestro cerebro pueda utilizarlo y generar serotonina. Las sustancias precisas para esta transformación no están presentes en todas las personas ni todos somos igual de eficientes al realizar esta modificación y cuanto más mayores peor. ¿Qué se puede hacer entonces para proporcionar este ingrediente esencial al cerebro? Podemos aportarlo en forma de 5-HTP que es la presentación ideal hidroxitriptófano por su elevado nivel de absorción y aprovechamiento. Es como si dijéramos una forma predigerida de triptófano.

Otros nutrientes que facilitan la labor al 5-HTP son las vitaminas B6, C, E y B3 (niacina) y el ácido fólico. Es conveniente que la vitamina B6 se aporte en una toma distanciada del 5-HTP, de otra forma se generaría serotonina a nivel intestinal y no cerebral como se pretendía. Indirectamente esta sustancia induce la producción de una importante hormona, la melatonina, que aparte de ser la que nos facilita el sueño reparador es un excelente antienvejecimiento y antioxidante.La cantidad precisa de hidroxitriptófano más generalmente aceptada es de 100 mg día. Como todo aminoácido debería tomarse alejado de las comidas.

Algo a tener en cuenta por personas en tratamiento por depresión es que no deben suplementar su dieta con triptófano ni con 5-HTP, al igual que está desaconsejado el uso de plantas medicinales como el hipérico. Deberían esperar a que transcurriera un mes o mes y medio desde el final del tratamiento antidepresivo antes de plantearse la toma de estos nutrientes y solo si fueran precisos a juicio médico.

Para personas que no estén en tratamiento antidepresivo, el uso de estas sustancias puede ser una ayuda en casos de ansiedad, insomnio, estados melancólicos suaves o falta de deseo sexual. En casos de aparición de síntomas digestivos, que con la cantidad indicada no son de prever, deberá disminuirse o suprimirse la suplementación.

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